Tipos de envases flexibles: innovación y versatilidad en la industria alimentaria

Los envases flexibles han logrado evolucionar la industria alimentaria brindando soluciones de envasado.

Estos envases son ligeros, versátiles y adaptables a una gran variedad de productos. Ya que combinan protección, conservación y sostenibilidad.

Razón por la cual cada vez se convierten en un método más frecuente en el mercado.

Y es por ello también que hoy nos enfocaremos en los diferentes tipos de envases flexibles y sus aplicaciones.

Bolsas y sobres flexibles

Utilizadas para empacar distintos productos, desde alimentos secos hasta productos líquidos.

Dentro de esta categoría se encuentran bolsas:

De plástico: fabricadas con polietileno, polipropileno u otros polímeros. Aplicadas para el envase de productos como cereales, snacks y congelados.
De aluminio: elaboradas con una combinación de plástico y aluminio para ofrecer una capa protectora contra el oxígeno y la luz. Es decir, para productos sensibles como el café y las patatas fritas.
De tipo stand-up: diseñadas para mantenerse de pie gracias a su base plana. Por ende, son ideales para aquellos productos que requieren una mayor visibilidad en los estantes. Por ejemplo, dulces, granola o alimentos para mascotas.

Films y láminas flexibles

Son películas delgadas que pueden ser de plástico, metal o papel. Los cuales se emplean para envolver alimentos y productos perecederos.

También pueden servir como componentes en la fabricación de otros tipos de envases flexibles.

Aquí se incluyen:

Films de plásticos: ayudan a mantener la frescura y evitan la contaminación. A menudo se aplican para envolver frutas, verduras y carnes frescas.
Láminas de aluminio: proporcionan una barrera contra la luz, el oxígeno y la humedad. Además, permiten cocinar o recalentar los alimentos en el horno. Por lo que son empleadas para cubrir bandejas de alimentos precocinados.
Papel encerado o plastificado: evita que la humedad o la grasa penetren en el envase. Se usa para envolver alimentos grasos o húmedos, como quesos y embutidos.

Envases con atmósfera modificada

MAP, por sus siglas en inglés, manejan una tecnología que ajusta la composición de gases dentro de la envoltura. Lo que ayuda a prolongar la vida útil de los alimentos.

Este tipo de envase es bastante útil para productos perecederos. Es decir, para carnes, pescados o productos lácteos, por ejemplo.

Su aplicaciones abarcan:

Envasado al vacío: se extrae todo el aire del envase y se sella herméticamente. De esta manera, se minimiza la oxidación y el crecimiento de microorganismos.
Inyección de gases: se introducen gases protectores en el envase para reemplazar el oxígeno y retardar el proceso de deterioro.

Envases flexibles biodegradables y compostables

A medida que la sostenibilidad se vuelve una preocupación creciente, la industria de envases flexibles desarrolla opciones ecológicas.

Y estos entran en esa categoría. Puesto que están fabricados con materiales que se descomponen de forma natural. Ayudando así a combatir la contaminación por plásticos.

Podemos encontrar:

PLA (ácido poliláctico): un polímero biodegradable derivado de fuentes renovables, como el almidón de maíz o la caña de azúcar. Se utiliza para elaborar films y bolsas flexibles.

PHA (polihidroxialcanoatos): otro tipo de polímero biodegradable, producido por microorganismos, con propiedades similares a los plásticos convencionales.
Materiales compostables: algunos envases flexibles están hechos con materiales que cumplen con las normas de compostabilidad.

Esto significa que pueden ser descompuestos en instalaciones de compostaje industrial o doméstico.

Los tipos de envases mencionados, ofrecen soluciones efectivas que satisfacen las necesidades de la industria alimentaria. Y la innovación constante en este campo permite la creación de envases que protegen y conservan los alimentos.

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